Los Smart Villages o Pueblos Inteligentes son un nuevo avance hacia el desarrollo sostenible de nuestras zonas rurales.
Esta semana pasada la Asociación para el desarrollo Rural Integral de las Sierras de Salamanca (ADRISS) presento la candidatura de Linares de Riofrío al programa europeo “Smart Villages”. Esta iniciativa significa dar un paso más en el desarrollo de nuestras zonas rurales, incidir en la planificación estratégica de nuestra política local y alinearnos con el camino emprendido en los diferentes Estados de La Unión, incluido el nuestro.
La cuestión central es definir que es un Pueblo Inteligente, Smart Villages. Este termino proviene de las Smart Cities o Ciudades Inteligentes que son aquellas que se apoyan en la innovación y las nuevas tecnologías para planificar sus políticas públicas y hacerlas más eficaces. Aquí esta el quid de la cuestión. Estas ciudades consiguen gracias a diferentes herramientas mejorar los servicios que prestan a su ciudadanía haciendo más eficientes los recursos públicos. Ya tenemos una primera aproximación a lo que sería un Pueblo Inteligente.
Los pueblos inteligentes tienen un factor diferenciador y es su capacidad de involucrar, movilizar y coordinar acciones conjuntas para alcanzar objetivos colectivos. El reto es conseguir tejer complicidades entre los diferentes intereses involucrados: entre ciudadanos, con las empresas, asociaciones y administraciones locales.
Estos pueblos basan sus acciones en cuatro pilares para conseguir así implementar con éxito esta metodología:
- ESTRATEGIA: Primero debemos saber donde queremos ir, que es lo que queremos conseguir. Cada pueblo o zona tiene unas necesidades y unas fortalezas en las que apoyarse. Por eso es necesario detallar los objetivos que queremos como comunidad. Objetivos realistas y alcanzables que nos beneficien a todos y que estén basados en nuestras fortalezas pero teniendo en cuenta nuestras debilidades. Una vez que sepamos el destino tenemos que dotarnos de un plan, un mapa que nos guíe hasta allí. Aquí es donde la planificación estratégica puede darnos las herramientas necesarias para coordinar nuestras acciones, descartar aquellas que nos alejen de nuestro propósito y maximizar los resultados.
- COOPERACIÓN: Para poder sacar el mayor beneficio posible a esta estrategia esta debe ser colectiva. Tenemos que involucrar más a la ciudadanía en la toma de decisiones de nuestra política local. Así serán partícipes de ella, la sentirán como propia y contribuirán a su aplicación. Una ciudadanía informada, consultada y proactiva, que entienda los cómo, cuándo y porqué será la base de la cooperación necesaria para mejorar nuestras zonas rurales.
- También la cooperación debe manifestarse en las alianzas con otros pueblos o zonas, sobre todo si son interdependientes. Muchos de nuestros pueblos comparten determinados servicios y no es posible mejorarlos si no somos capaces de colaborar para hacerlo. De igual manera ocurre con la conexión con el “exterior”. La relación con las ciudades, con otros territorios o con determinados individuos y empresas puede enriquecer nuestro esfuerzo aportándonos nuevos conocimientos, herramientas y experiencia que añadan valor a nuestro municipio.
- TERRITORIO: La estrategia, como decíamos antes, debe estar basada en un análisis de nuestras fortalezas y debilidades como territorio pero también en las amenazas y oportunidades que supone nuestra pertenencia a un entorno global. Cada zona cuenta con unos recursos que debemos movilizar de una manera racional para extraer todo su potencial. Un estudio integral de este capital nos permitirá definir aquellos puntos críticos donde incidir y las mejores políticas para lograr un aprovechamiento inteligente.
- INNOVACIÓN: Tenemos que aumentar la capacidad de nuestros pueblos de recoger y adaptar los avances tanto tecnológicos, técnicos como sociales que se producen a nuestro alrededor. Esta capacidad multiplicará la generación de nuevas oportunidades en estas zonas y nos dará soluciones para hacer frente a nuestras debilidades. La digitalización de nuestros pueblos es una necesidad inmediata que supone actuar en varios frentes de manera simultánea.
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- La conectividad, es decir, el acceso a las redes tanto cableadas como inalámbricas. Tenemos que seguir aumentando estos soportes ya que en muchos casos aún siguen siendo muy deficitarios.
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- Para que los esfuerzos en conectividad sean realmente útiles, tenemos que capacitar tanto a las personas como a las empresas del medio rural para que puedan aprovechar al máximo estos recursos. Las nuevas tecnologías pueden aportar grandes soluciones en campos muy diversos pero únicamente si conocemos todo su potencial, las posibilidades que ofrece y como obtener los mayores beneficios.
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- El desarrollo de aplicaciones digitales enfocadas al medio rural pude aportar grandes ventajas colectivas. Pueden utilizarse tanto para mejorar el tejido económico como en la prestación de mejores servicios hacia los ciudadanos. La gran variedad de soluciones digitales que existen nos permiten aplicarlas a un gran número de sectores y con múltiples usos mejorando considerablemente la eficiencia del coste/beneficio.
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- Avanzar en estos tres puntos anteriores nos permitirá desbloquear el cuarto. La creación de nuevos modelos de negocio con base digital que se asienten en nuestro medio rural. Una buena estrategia nos permitirá descubrir nichos de mercado susceptibles de ser aprovechados. Si a esto unimos la paulatina digitalización de nuestros pueblos, el resultado será que podremos aumentar considerablemente el valor añadido de los productos y servicios que ofrecemos.
Actualmente coexisten varios niveles en la planificación estratégica de desarrollo del medio rural. Desde la escala europea, pasando por la nacional y regional hasta la comarcal que desempeñan los Grupos de Acción Local (GAL) a través de los programas LEADER. Este último enfoque se basa en transferir la gobernanza al nivel más cercano al ciudadano. De esta forma cada territorio asume en primera persona la responsabilidad de su propio desarrollo. Las iniciativas de Smart Villages son por tanto un eslabón más de este enfoque activando el elemento básico de la política local: el municipio.
En algunas zonas, como Salamanca, el reducido tamaño de sus pueblos dificulta la implementación de la estrategia de Pueblos Inteligentes. Pero esto no debe ser un obstáculo insalvable. A través de los GAL se podría fomentar estas iniciativas en coordinación con las mancomunidades y los ayuntamientos de sus comarcas. Estos territorios tienen algunas características similares por lo que parte de su estrategia podría ser compartida facilitando así el proceso. Una vez establecido ese marco común cada municipio puede adaptarlo a sus características particulares para potenciar aquellos recursos que más le interesen a nivel local.
Las iniciativas de Smart Villages son el último eslabón de la cadena del desarrollo del medio rural. Siempre se ha dicho que una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil así que tenemos que trabajar para fortalecerla desde la base. Debemos alinear nuestros esfuerzos desde el ciudadano hasta la Unión Europea, sólo así conseguiremos avanzar y mejorar las condiciones de vida de nuestros pueblos, de nuestro medio rural. Para muchos, de nuestro Hogar.