Que la sociedad actual ha evolucionado de manera vertiginosa en los últimos años es una realidad. La disrupción abarca múltiples ámbitos: digital, tecnológico, económico, social, político, medio ambiental, etc… en definitiva, el ser humano ha cambiado o está cambiando. Si nos paramos a pensar, casi todos los aspectos de nuestra vida han sufrido un gran “shock” y como no podía ser menos, el turismo, como actividad económica que es, no a quedado ajeno. De hecho, el turismo, por sus características particulares, ha cambiado aún más que otros sectores.
Este gran cambio le obliga a abordar grandes retos. La manera y la velocidad de afrontarlos supondrá la diferencia entre convertirse en grandes oportunidades o en, igualmente grandes, amenazas. Las leyes de la evolución también son aplicables al tema que nos ocupa, adaptarse o morir.
Quizá el mayor de estos retos sea la sostenibilidad. Este concepto, tan de actualidad, ha ido evolucionando cuando se aplica al turismo. Ha pasado de referirse únicamente a la conservación del medio ambiente reduciendo su impacto en él a englobar a todos los ámbitos del destino: su cultura, costumbres, forma de vida, gastronomía, población, el patrimonio y por supuesto su medio natural. Para que el turismo en un destino sea sostenible este tiene no sólo que no afectar (impacto 0) sino que colaborar en su desarrollo. Esto, como casi todo, es más fácil decirlo que hacerlo. Cada destino ha de articular estrategias que lo hagan posible, partiendo desde su núcleo: las empresa y con la complicidad del resto de actores implicados. Un reto como este no podrá afrontarse desde la individualidad o las rivalidades sino que necesita de grandes dosis de voluntad de cooperación.
Aquellos destinos que antes logren promover esta cultura de la cooperación y definir una estrategia común para la sostenibilidad se aseguraran por un lado el desarrollo (a todos los niveles) del territorio y por otro contaran con un gran valor añadido a la hora de competir con otros destinos, lo que nos lleva al siguiente gran reto.
La competencia en el mercado turístico también ha evolucionado velozmente. Ahora ya no sólo se compite a nivel local o nacional sino a escala global. Hoy en día es una realidad irse de fin de semana a París, algo impensable hace un tiempo para la inmensa mayoría de la población. Por lo que ahora una casa rural (por poner un ejemplo) no sólo compite con otras de su entorno para una escapada de fin de semana, sino también con otros destinos nacionales e incluso internacionales.
¿Como podemos mejorar nuestra competitividad? La mejor manera es ofrecer una experiencia global (de destino) que sea única y atractiva. Igual que antes, esto es muy fácil de decir pero nuevamente necesita de la colaboración de todos para hacerlo posible. Se necesita identificar los puntos fuertes del destino, mejorar la calidad de cada uno de los elementos de su cadena de valor (un destino es tan fuerte como su eslabón más débil), diseñar experiencias específicas para cada perfil de cliente, ofrecer servicios adicionales que mejoren la experiencia global, innovar en las formas de comunicación con el cliente (destinos inteligentes) y por último desarrollar una buena estrategia de marketing (distribución y comercialización) que englobe todo lo anterior en un producto, bajo una marca distintiva y acercarlo a los futuros visitantes de nuestro destino.
La lista es larga y su aplicación compleja por lo que la única forma realmente efectiva de abordarlo es a través de la suma de voluntades. Los tres sectores (público, privado y sociedad civil) estamos llamados a tejer nuestras iniciativas para poder lograr juntos lo que por separado no es posible.
Cada uno de estos actores tenemos algo que aportar, unas competencias, una visión y un valor añadido que sumar al de los demás para elaborar soluciones efectivas que nos favorezcan a todos. Para poder llevar a cabo este proceso de sinergia es necesario establecer fórmulas de gobernanza compartida donde cada uno podamos desarrollar más eficazmente nuestra labor.
En el caso del Ecoturismo (en espacios protegidos) tenemos la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS) un espacio de participación y trabajo donde están representados todos los actores de estos destinos. Para nosotros estas iniciativas suponen una gran oportunidad para renovar y potenciar el turismo en estas zonas. Es el espacio perfecto desde donde abordar los retos del turismo sumando las diferentes perspectivas de los sectores y fijando un rumbo común para que cada acción nos acerque un poco más a los objetivos colectivos.
Actualmente Red Arrayan participa en la CETS del Parque Natural de Batuecas-Sierra de Francia con la ilusión de que sea una verdadera herramienta de desarrollo del ecoturismo en esta comarca, contribuya también en el desarrollo social de sus habitantes y ayude a preservar el medio natural que atesora esta zona salmantina.
Los retos del turismo en las zonas rurales son muchos y es urgente encontrar soluciones comunes. Desde aquí iremos abordándolos uno por uno en “Apuntes de Desarrollo Sostenible” y aportando nuestra visión sobre ellos con la esperanza de que sumada a la de otros muchos podamos realmente dar respuestas que fomenten el desarrollo sostenible del medio rural.